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s
s
o
o
c
c
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e
d
d
a
a
d
d
La vocación de colectivos como nuestra Comunidad de Cristianos de Base es tomar
conciencia, a la luz del Evangelio, de la problemática que aqueja a la sociedad. El tema es
controvertido, polémico, pues las iglesias cristianas, entre ellas la Católica, mayoritaria en
nuestro entorno, atribuyéndose la misión de predicar y difundir el Evangelio, sin embargo
no se implican en fomentar su aplicación en una sociedad basada en unos valores que se
oponen frontalmente a la enseñanza del Maestro Jesús de Nazaret.
Sobre este tema de la contradicción entre la Religión y el Evangelio estamos estudiando y
debatiendo una de la últimas obras del teólogo José María Castillo, fallecido a fines del año
pasado. Nuestra reunión del día 2 de este mes de mayo estudió y debatió unos capítulos en
los que se insiste en que entre el Evangelio y la Religión que se denomina “cristiana” hay
un grave desencuentro que se deriva del hecho de que ambas tienen un origen distinto. La
obra que comentamos nos recuerda que los evangelios que recogen la enseñanza de Jesús
fueron puestos por escrito varias décadas después de la formación de las comunidades
cristianas impulsadas por Pablo de Tarso.
La teología paulina se orienta a la fe y veneración del Resucitado que nos redime de
nuestros pecados para alcanzar la salvación eterna. Con ese principio, era sólo cuestión de
tiempo que se llegase a la Religión dogmática, ritual y jerárquica que conocemos. Por
contra, el Evangelio nos interpela a la asunción de los valores que Jesús proclamaba, y nos
convoca al trabajo por la realización de su proyecto.
Las intervenciones de nuestro debate, en el que se confrontaron vivamente posiciones en-
contradas, evidenciaron la dificultad de asumir un planteamiento tan radical como el que
nos brinda la obra teológica que estudiamos. Ya Jesús nos advirtió que no había venido a
establecer paz y armonía sino polémica y confrontación (Mateo 10, 34-36). No es fácil
librarse de una formación religiosa que la Iglesia viene impartiendo desde hace muchos
siglos y a la que estuvimos sometidos durante toda la vida. Tradiciones arraigadas,
devociones “de siempre”, convicciones que pasaron a formar parte de la personalidad de los
individuosJesús se topó con gente así, que no podía cambiar. A Nicodemo le dijo que
era preciso nacer de nuevo, era una llamada a librarse del lavado del cerebro al que nos
tiene sometidos el aparato ideológico del sistema dominante.
P
or supuesto
,
aunque el principio del proceso defor
m
ador estuvo en la i
m
pronta con la que
P
ablo
m
arcó al cristianis
m
o naciente
,
fueron precisos
m
uchos
m
ás pasos para llegar a la la
m
entable
situación en la que nos encontra
m
os y que parece que no so
m
os capaces de superar con concilios
co
m
o el
V
aticano
II
y sínodos co
m
o el que está en curso
. C
on la oficialización del cristianis
m
o
por e
m
peradores ro
m
anos co
m
o
C
onstantino y
T
eodosio
,
se institucionalizó una for
m
a de orga
-
nización eclesial jerárquica, autoritaria, que no responde al espíritu de co
m
unidad que
J
esús
conte
m
plaba para sus seguidores
. C
on la doctrina sobre el pecado original
,
que
A
gustín de
H
ipo-
na probable
m
ente recabó de su etapa
m
aniquea
,
se fue generando en el cristianis
m
o que la asu-
m
ió una actitud sobre los sacra
m
entos y el culto en general que los considera co
m
o preceptos
,
trá
m
ites que se deben cu
m
plir para alcanzar la salvación
,
algo sobre lo que el
E
vangelio no dice
ni una palabra
. P
or la influencia y la enseñanza de individuos como
J
uan
C
risósto
m
o y
C
irilo
de
A
lejandría se fueron i
m
plantando en el cristianis
m
o el senti
m
iento antijudío y
el culto
m
ariano que contrarían enseñanzas específicas de Jesús de Nazaret. Con la creencia sobre el
purgatorio, de la que no hay ni rastro en el Evangelio, el papa Gregorio Magno promocionó
B
oletín nú
m
. 61
- 14 de mayo de 2024
sus misas gregorianas por los difuntos y aportó otra deformación más a las muchas que ya
tenía el cristianismo en su tiempo.
S
e podan aportar otros
m
uchos pasos de ese proceso de defor
m
ación
,
co
m
o la de
m
onización de
la sexualidad
,
que hicieron del cristianis
m
o una religión inasu
m
ible para
m
uchas personas
. E
n
una de las intervenciones de nuestro debate se
m
encionó el caso del sincretis
m
o religioso
,
el fe
-
m
eno de co
m
binación de ele
m
entos y creencias de religiones distintas
. M
uchos antiguos te
m
-
plos o lugares de culto pagano
,
con la cristianización
,
voluntaria o forzada
,
conservaron su
contenido pagano bajo un ropaje cristiano. La latría (culto a los santos) y la hiperdulía
(
culto
m
ariano
)
son, en realidad, formas de idolatría mal disfrazada de cristianismo. En nuestro
debate se citaron pronunciamientos específicos de Jesús contra esas formas de culto.
Aquí hay que hacer una aclaración. Cada persona es muy libre de relacionarse como le
cuadre con lo Transcendente, el Absoluto, lo que entendemos por el término “Dios” (Jesús
evitaba ese término y siempre lo sustituía por la expresión: el Padre”). Pues bien, el ser
hu
m
ano es a la vez un individuo y un
m
iembro del colectivo social
. C
o
m
o individuo nadie tiene
que dictarle có
m
o ha de relacionarse con el
A
bsoluto
, D
ios
,
o co
m
o se le quiera llamar. Cada
cual es muy libre de tener como intermediario a tal o tal santo o santa, peregrinar a tal o tal
santuario o capilla, tener como devoción personal tal o tal novena, o rosario, o lo que sea…
aunque esas cosas les parezcan ridículas a otras personas.
L
a cosa ca
m
bia cuando se trata del culto de la co
m
unidad
. E
n este caso la elaboracn debe ser
co
m
unitaria
. A
los seguidores de
J
esús de
N
azaret
,
que quere
m
os atenernos a la enseñanza del
E
vangelio
,
nos contraría un legado dogmático que es la herencia de siglos de ignorancia, un
culto que ta
m
poco tiene una base evangélica y que fue dictado por una jerarquía eclesial que
tampoco responde al criterio de Jesús sobre la autoridad. Seguramente recordamos todos a
cierto papa que abusaba del poder de cátedra magistral que se atribuía para promover su
propia devoción personal que se expresaba por la fórmula: TOTUS TUUS.
Si esta desconexión entre la práctica eclesial y el espíritu del Evangelio fuese simplemente
fruto de la ignorancia podríamos calificarlo como una persistencia del fenómeno, que Jesús
ya percibió, de
ciegos que conducen a otros ciegos
. Pero es de temer que la cosa sea
bastante más grave
. C
abe te
m
er que el culto ritual desco
m
prometido
,
preceptivo
,
anodino
,
in-
sustancial
tiene la finalidad de proteger a los poderes dominantes desviando al rebaño de
la lucha liberadora. Es decir, poner a la gente a rezar y a mirar para el cielo, para que no
incomoden a los poderosos, a los ricos, sus explotadores.
Precisamente, en la Celebración Eucarística que tuvimos al final de la reunión, y cuyo
guión se puede ver en la dirección de Internet:
http://188.171.161.205/~faustino/bibio/eucaristias/eucaristia%20mayo%202024.pdf
l
m
os un texto de otra obra de
J. M. C
astillo en la que aborda este te
m
a y
,
entre otras cosas
,
dice
:
N
o se puede estar al
m
is
m
o tie
m
po con los
m
arginados y con los que causan la
m
arginación
,
con los
explotados y con los responsables de esa explotación
,
con los que sufren y con los causantes del su-
fri
m
iento ajeno
. P
or eso
,
la espiritualidad del segui
m
iento es inevitable
m
ente conflictiva, que lleva
derechamente al enfrentamiento con los poderosos. Exactamente como le ocurr a Jesús...
L
a lla
m
ada de
J
esús a seguirlo significa asu
m
ir sus valores y su proyecto
. E
n ese segui
m
iento
no cabe la actitud desco
m
pro
m
etida y superficial de li
m
itarse a cu
m
plir unos preceptos cultuales
.
L
a to
m
a de conciencia de lo que Jesús enseña y de lo que postula su segui
m
iento es como
un hito que
m
arca una vida y la divide en un
antes
y un
después
. D
espués de conocer a
J
esús
y co
m
prender su ensanza ya nada es igual que antes
.
Un seguidor sincero del Mesías Jesús
de Nazaret debe implicarse en la lucha por mejorar la religión y la sociedad como él lo hacía.
Nuestra religión y nuestra sociedad están tan necesitadas de la inspiración de su enseñanza
como lo estaban las de su tiempo. Nos convoca a nosotros para proseguir su tarea.