sus misas gregorianas por los difuntos y aportó otra deformación más a las muchas que ya
tenía el cristianismo en su tiempo.
S
e podrían aportar otros
m
uchos pasos de ese proceso de defor
m
ación
,
co
m
o la de
m
onización de
la sexualidad
,
que hicieron del cristianis
m
o una religión inasu
m
ible para
m
uchas personas
. E
n
una de las intervenciones de nuestro debate se
m
encionó el caso del sincretis
m
o religioso
,
el fe
-
nó
m
eno de co
m
binación de ele
m
entos y creencias de religiones distintas
. M
uchos antiguos te
m
-
plos o lugares de culto pagano
,
con la cristianización
,
voluntaria o forzada
,
conservaron su
contenido pagano bajo un ropaje cristiano. La latría (culto a los santos) y la hiperdulía
(
culto
m
ariano
)
son, en realidad, formas de idolatría mal disfrazada de cristianismo. En nuestro
debate se citaron pronunciamientos específicos de Jesús contra esas formas de culto.
Aquí hay que hacer una aclaración. Cada persona es muy libre de relacionarse como le
cuadre con lo Transcendente, el Absoluto, lo que entendemos por el término “Dios” (Jesús
evitaba ese término y siempre lo sustituía por la expresión: “el Padre”). Pues bien, el ser
hu
m
ano es a la vez un individuo y un
m
iembro del colectivo social
. C
o
m
o individuo nadie tiene
que dictarle có
m
o ha de relacionarse con el
A
bsoluto
, D
ios
,
o co
m
o se le quiera llamar. Cada
cual es muy libre de tener como intermediario a tal o tal santo o santa, peregrinar a tal o tal
santuario o capilla, tener como devoción personal tal o tal novena, o rosario, o lo que sea…
aunque esas cosas les parezcan ridículas a otras personas.
L
a cosa ca
m
bia cuando se trata del culto de la co
m
unidad
. E
n este caso la elaboración debe ser
co
m
unitaria
. A
los seguidores de
J
esús de
N
azaret
,
que quere
m
os atenernos a la enseñanza del
E
vangelio
,
nos contraría un legado dogmático que es la herencia de siglos de ignorancia, un
culto que ta
m
poco tiene una base evangélica y que fue dictado por una jerarquía eclesial que
tampoco responde al criterio de Jesús sobre la autoridad. Seguramente recordamos todos a
cierto papa que abusaba del poder de cátedra magistral que se atribuía para promover su
propia devoción personal que se expresaba por la fórmula: TOTUS TUUS.
Si esta desconexión entre la práctica eclesial y el espíritu del Evangelio fuese simplemente
fruto de la ignorancia podríamos calificarlo como una persistencia del fenómeno, que Jesús
ya percibió, de
ciegos que conducen a otros ciegos
. Pero es de temer que la cosa sea
bastante más grave
. C
abe te
m
er que el culto ritual desco
m
prometido
,
preceptivo
,
anodino
,
in-
sustancial
…
tiene la finalidad de proteger a los poderes dominantes desviando al rebaño de
la lucha liberadora. Es decir, poner a la gente a rezar y a mirar para el cielo, para que no
incomoden a los poderosos, a los ricos, sus explotadores.
Precisamente, en la Celebración Eucarística que tuvimos al final de la reunión, y cuyo
guión se puede ver en la dirección de Internet:
http://188.171.161.205/~faustino/bibio/eucaristias/eucaristia%20mayo%202024.pdf
leí
m
os un texto de otra obra de
J. M. C
astillo en la que aborda este te
m
a y
,
entre otras cosas
,
dice
:
N
o se puede estar al
m
is
m
o tie
m
po con los
m
arginados y con los que causan la
m
arginación
,
con los
explotados y con los responsables de esa explotación
,
con los que sufren y con los causantes del su-
fri
m
iento ajeno
. P
or eso
,
la espiritualidad del segui
m
iento es inevitable
m
ente conflictiva, que lleva
derechamente al enfrentamiento con los poderosos. Exactamente como le ocurrió a Jesús...
L
a lla
m
ada de
J
esús a seguirlo significa asu
m
ir sus valores y su proyecto
. E
n ese segui
m
iento
no cabe la actitud desco
m
pro
m
etida y superficial de li
m
itarse a cu
m
plir unos preceptos cultuales
.
L
a to
m
a de conciencia de lo que Jesús enseña y de lo que postula su segui
m
iento es como
un hito que
m
arca una vida y la divide en un
“
antes
”
y un
“
después
”. D
espués de conocer a
J
esús
y co
m
prender su enseñanza ya nada es igual que antes
.
Un seguidor sincero del Mesías Jesús
de Nazaret debe implicarse en la lucha por mejorar la religión y la sociedad como él lo hacía.
Nuestra religión y nuestra sociedad están tan necesitadas de la inspiración de su enseñanza
como lo estaban las de su tiempo. Nos convoca a nosotros para proseguir su tarea.